Vendrá la vida y me encontrara distraído como siempre,
caminando por la cuerda de tender de la tristeza.
Estoy mirando por la
ventana, asomándome a tu mundo y todo sigue como siempre, diferente. Ya no
quedaba nada en plaza donde solía jugar a la pelota hace unos años. Y en cambio
tú estabas por todas partes.
Te oigo cantar esa canción y pienso cómo me gusta y ¡joder!
Cómo va a dolerme en un futuro.
De trenes que solo pasan una vez nada saben los pobres,
en su andén están parados.
Ya no quedan faros con que guiarse en Salamanca y solo
quedan tablas rotas del naufragio.
Siempre fui de doses en la manga. Que alguien me saque de
este infierno que es mi vida.
Gracias, tú, por estas líneas que es lo que queda cuando
llueve en la azotea.
Que me muero de miedo. Que yo, como Arquímedes, también
necesito un punto de apoyo con que mover mi mundo.
Sigue sonando voz suave y guitarra tenue.